Mariano Santillán, exdirector de Inspecciones y Seguridad de la Secretaría de Energía y asesor en combustibles, sostiene que Argentina es uno de los países más competitivos en el mercado de los biocombustibles. Cuenta con experimentados productores que llevan más de 25 años en el rubro, es el punto estratégico de la biomasa (materia prima) y su industria fue calificada como una de las más modernas del mundo.
Sin embargo, los prejuicios de los consumidores y la falta de desarrollo normativo podrían estar frenando su crecimiento.
La ley actual no promueve el crecimiento del mercado, sino que garantiza un corte obligatorio con los combustibles fósiles, concentrando la producción y garantizando la demanda en un sector.
“En Brasil el porcentaje está en el orden del 15 por ciento, otros países limítrofes tienen el 10 por ciento lo mismo que en Europa. Con la capacidad productiva que tiene de biodiesel, un 7,5 por ciento suena a poco”.