Los argentinos estamos transitando la segunda crisis de abastecimiento de combustibles al mercado interno. Lamentablemente no de toda nuestra historia sino de sus últimos 18 meses.
Ambas podrían haberse evitado. En ambas el ejercicio del poder económico de las petroleras resulto en la adopción, frente a las opciones disponibles, de una solución menos favorable a la economía y a los intereses de los argentinos. Para ambas se identificaron responsables externos a la administración actual. La guerra entre Rusia/Ucrania para la primera y las empresas petroleras -y no una suerte de psicosis colectiva- para la segunda.
Sin embargo, un hecho las diferencia. La crisis actual se inició a tres semanas del ballotage y le permitió al Ministro Massa tomar la iniciativa e instalar en el debate entre candidatos -como lo hizo oportunamente Milei con la economía- el tema energético en su conjunto observando no sólo el precio que pagamos los argentinos por la energía que consumimos sino también su costo por producirla y su costo por el impacto que su producción y consumo causa en el medio ambiente.
En efecto, en las declaraciones realizadas en su visita a la provincia de Tucumán, el Ministro destacó (i) los récords de producción de petróleo crudo y gas logrados por la de la industria petrolera y (ii) el liderazgo en términos de crecimiento económico de las empresas que lo conforman.
La novedad es que en lugar de detenerse en estas afirmaciones -reales y bienvenidas- fue más allá y avanzó sobre un tema tabú: los beneficios que reciben las empresas de la industria petrolera en términos de (i) tipo de cambio diferencial (mayor) para liquidar exportaciones (ii) reducción de impuestos para mantener congelados los precios (iii) reducción de impuestos para importaciones y (iv) su poder económico.
Quiero aportar con datos y hechos a este debate, fundamental para la economía y el desarrollo de nuestro país.
Industria Petrolera
Según los datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe “OECD Companion to the Inventory of Support Measures for Fossil Fuels 2021” el total de subsidios a los combustibles fósiles otorgados durante 2021 (último dato disponible) fue de 10.198 millones de dólares (MMusd).
Los subsidios se agrupan por sujeto beneficiado en: apoyo al productor, apoyo al consumidor y apoyo a terceros relacionadas. Por sector en: generación eléctrica, producción de combustibles fósiles, residencial y transporte. Por tipo de producto en: carbón, energía eléctrica, petróleo y gas natural. Por mecanismo de pago en: transferencias directas del estado nacional y exenciones impositivas.
El total de los subsidios a las empresas petroleras recibidos en concepto de apoyo al productor y apoyo al consumidor considerando únicamente al petróleo y gas natural y destinados exclusivamente al sector de producción de combustibles fósiles fue de 4.417 MMusd, de los cuales 2.647 MMusd se recibieron subsidio directo al productor (apoyo al productor) y 1.693 como subsidios indirectos para compensar menores precios al consumidor (apoyo al consumidor).
Las empresas petroleras recibieron el total de subsidios de la siguiente manera: 3.025 MMusd por transferencia directa del Estado Nacional y 1.392 MMusd como consecuencia de exenciones impositivas.
Medidos per cápita en el año 2021 las empresas recibieron 97.6 usd per cápita. Los responsables por esta decisión fueron, por un lado, el gobierno por presentar un presupuesto que incluía a los subsidios mencionados y, por el otro, los legisladores que lo aprobaron.
Las comparaciones son útiles al estudiar un tema. En este caso son, además, odiosas. Medidos en dólares per cápita los subsidios son: en Colombia 61 usd per cápita, en Portugal 57,4 usd per cápita, en España 27,9 usd per cápita, en Brasil 21,9 usd per cápita, en Estados Unidos 20,9 usd per cápita.
La distribución de los subsidios entre los destinados para uso exclusivo de las empresas petroleras y los que retornan a la sociedad para mantener el precio de los combustibles no solo aporta más indignación al tema, sino que se convierte en la más clara manifestación del poder que ejercen estas empresas: 60.2 usd/persona para las compañías y 37.4 usd/persona para la sociedad.
Pero a no confundirse, los argentinos podemos discutir en la forma, en la conveniencia de adoptar uno u otro mecanismo para protegernos en los momentos de crisis producto de malas decisiones de quienes nos gobiernan o en la manera eficiente de ayudar a quienes por desventura puedan -transitoriamente- necesitarlo.
Pero en un punto el consenso es absoluto: consideramos inmoral que no sean otros más que aquellos que la necesitan los que se beneficien del dinero de los argentinos.
Solidarios sí, boludos no.
En otro orden, es bienvenida también la discusión sobre el impacto que genera la producción de combustibles fósiles no sólo en el medio ambiente sino también sobre la salud de las personas. El medio ambiente de la Argentina tiene dueños. Somos el conjunto de los argentinos los que, en carácter de propietarios, debemos velar porque la producción no sea a costa de su deterioro. Por nosotros y por las generaciones futuras. El que contamina, las paga.
Industria Biodiesel
La industria elaboradora de biodiesel para el mercado interno -todas PyMES- es la contracara de la petrolera. No recibe ninguna clase de subsidio por parte del estado nacional, se ven obligadas a parar su producción cuando el gobierno decide el congelamiento de sus precios ya que a diferencia de las petroleras no reciben ninguna clase de compensación y para el colmo de colmos el tipo de cambio diferencial que beneficia a la industria aceitera (dólar soja) resulta en un mayor costo de producción que los afecta negativamente.
Los datos publicados por la Secretaría de energía validan lo enunciado en el párrafo precedente: medido en porcentaje, el cumplimiento en el corte obligatorio de biodiesel del actual gobierno es el más bajo desde el inicio de la obligación de mezcla. En efecto, durante las administraciones de Cristina Fernández de Kirchner (“CFK”) el cumplimiento fue del 88,4% y el corte paso de 5 a 10%; en el gobierno de Mauricio Macri (“MM”) el nivel de cumplimiento fue de 91,9% y se mantuvo el corte en 10%.
La administración actual merece un párrafo aparte: contando desde e inicio de la gestión hasta la fecha, el cumplimiento en el corte -63,6 %- es el más bajo de los tres. Además debe contabilizarse también la reducción del 10% al 5% impuesta por la Ley 27.640 presentada por la bancada oficialista, así como el aumento al 7.5% actual.
En términos absolutos, el promedio mensual de la cantidad de biodiesel no mezclado fue de 9.851 ton/mes menos para CFK, 8.178 ton/mes menos para MM y 29.317 ton/mes menos para AF. Para más información, visitar www.explorarg.com .
La Secretaría de Energía es la autoridad de aplicación para el mercado de biodiesel y responde al Ministerio de Economía. Por lo tanto, lo ocurrido desde que se hizo responsable del Ministerio es una muestra más que válida para lo que sucedería “en su gobierno”.
Hasta el momento con 71% de cumplimiento en el corte obligatorio y 22.831 ton/mes menos de entrega, su gestión es la segunda peor de todas.
Por último y con esto termino, la medida -aplaudida efusivamente por todos los presentes- de no permitir se exporte petróleo de argentina si no está resuelta la crisis de desabastecimiento “porque el petróleo argentino es primero para los argentinos” me permite la siguiente reflexión: el día que las importaciones de gas oil sean reemplazadas por el biodiesel que nuestro país está en condiciones de producir podremos decir que el poder económico de las petroleras es historia. Porque el biodiesel es, señor Ministro, también como el petróleo: ¡argentino y para los argentinos!
Hilarion Del Olmo
Excelente comentario y reflexión final